Mis manos, ojos, boca sucumben a la piel
pues, las manos son manías que concretan lo pensado
y en un chisquido fundirme en lo pisado
como un tren que avanza en su riel
acabando con la dulzura de la miel
despierto cuando no estás
me despego sin más
de las sábanas que envenena
el recuerdo que amena
lo que no vieron los demás.